VAMOS DEFINIENDO DE QUE LADO ESTAMOS.

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A nadie le debería quedar duda que Costa Rica vive uno de los momentos más oscuros desde que se fundó la Segunda República.

Pasamos por un período negro, donde la corrupción parece que se apoderó de todo el sistema político, los Poderes de la República y la poca capacidad de nuestros legisladores, no lograron detener esa debacle política y ese mar de corrupción.

Pero las cosas van mucho más allá, porque el deterioro llega también a lo económico, donde problemas anexos a esa crisis política, se reflejan claramente en el desempleo, en una economía contraída que genera incrementos nunca vistos en la pobreza y la desesperanza. Cientos de negocios desaparecieron en los últimos tres años. Pequeñas y medianas empresas, emprendimientos que costaron los ahorros de muchas personas, hoy están cerrados.

Y es que ahí no terminan las cosas…, porque vivimos además la peor inseguridad jurídica de nuestra historia, ya que la corrupción traspasó los muros de nuestro sistema judicial, y tenemos una Sala Constitucional que perdió su autonomía para convertirse en un órgano protector del Poder Ejecutivo, mientras su razón de ser y su génesis pretendía todo lo contrario, defender al ciudadano de los abusos de poder.

También, en lo educativo, cultural y social, nuestra sociedad nunca antes había estado tan mal, donde reina un sentimiento de abandono, de pérdida de valores y de desinterés por parte de los gobernantes.

Y es que nada de lo que hemos descrito tiene nada que ver con la pandemia. Eso es el argumento fácil de un gobierno inútil, incapaz y mentiroso, que ha pretendido gobernar a base de ocurrencias e improvisaciones, con jerarcas sin experiencia y sin un claro interés por mejorar o hacer su mejor esfuerzo por la ciudadanía.

Mucho de lo que hoy vivimos, es la consecuencia de una historia acumulada de más de siete décadas, eso es innegable, pero que ha sido acrecentado en los últimos siete años de las dos administraciones del partido Acción Ciudadana, y eso también es innegable.

Costa Rica a partir de 1948, ha sido gobernada por tres partidos políticos, el Partido Liberación Nacional, el Partido Unidad Socialcristiana y el Partido Acción Ciudadana.

El Partido Unidad Socialcristiana que inicia como Unión Nacional en las administraciones de Otilio Ulate  en 1949 y Mario Echandi Jiménez en 1958, pasa a ser Unificación Nacional en la Administración de José Joaquín Trejos Fernández en 1966, cambia a Coalición Unidad en la administración de Rodrigo Carazo Odio en 1978, y ya para la administración de Rafael Angel Calderón Fournier en 1990, se llama Unidad Socialcristiana.

De los 73 años que han pasado desde 1948 a la fecha, Liberación ha gobernado durante 38 años, la Unidad 28 años y el PAC 7…, y en tan poco tiempo, han causado un daño como si hubiésemos sido alcanzados por una bomba atómica.

Los costarricenses somos mansos pero no mensos, tenemos una historia pacifista pero a lo largo de la historia hemos demostrado que cuando se ha requerido, no somos pendejos ni cobardes, mucho menos estúpidos.

Estamos a siete meses y medio de ir a las urnas a escoger un nuevo gobernante y una nueva Asamblea Legislativa.  Recordemos que son dos elecciones separadas, son dos elecciones distintas, pero que se llevan a cabo el mismo día.

Muchas veces hemos insistido en que es muy difícil ubicar lo nacional si no conocemos un poco sobre lo internacional.  Hoy más que nunca, es necesario tener esa claridad para poder pensar y analizar el voto de febrero de 2022, que será la trinchera desde donde pelearemos y desde donde vamos a derrotar a los filibusteros de hoy día.

El panorama internacional es muy claro y evidente, el mundo se debate entre dos grandes corrientes de pensamiento : Globalismo y Anti globalismo (entendiendo que globalismo no es lo mismo a globalización).

El globalismo es una agenda suscrita a la ONU y todas sus organismos paralelos como el Foro Económico Mundial, el Foro de Davos, la Agenda 2030, la OMS, que buscan llevar al mundo y sus habitantes a un estado de completa sumisión a sus deseos, eliminando derechos fundamentales, eliminando la libertad y eliminando la propiedad privada. Si usted se identifica con esas ideas, pues usted debe estar definitivamente en ese bando.  Pero si por el contrario, usted cree que los derechos fundamentales (incluyendo el derecho a la vida) deben preservarse, que la libertad es lo más preciado que tiene el ser humano y que todos los seres humanos tenemos derecho a la propiedad privada, entonces usted es anti globalista y debe enlistarse del lado de los que luchamos contra esas agendas perversas.

Ahora bien, los globalistas han sido muy hábiles y su plan no ha sido de corto plazo, sino todo lo contrario. Para ir alcanzando su objetivo, han venido creando agendas paralelas, como por ejemplo el cambio climático, el calentamiento, enfermedades pandémicas, etc., asuntos de magnitud global para luego poner ellos soluciones globales, utilizando para ello todo tipo de tretas y mentiras que son respaldadas por los medios de comunicación que son de su propiedad y que por supuesto controlan.  También son los que han implementado todas las ideas progresistas que tanto han dividido a la población, como el tema del género, la agenda LGTB, el aborto, la legalización de las drogas etc., para lo que han tenido una gran injerencia en los programas educativos y hoy tienen a miles utilizados como tontos útiles defendiendo esos temas.  Pero ahí no quedan sus agendas, ya que también se han encargado de fomentar las ideas socialistas y financiar los grupos que luchan por una sociedad “más justa”, donde el malo pasó a ser el sector privado, el que produce riqueza y empleos.

Todos esos temas son los temas que utiliza el globalismo para captar distintos sectores de la población, que como lo dijimos antes, se convierten en tontos útiles al servicio de ellos, por lo general sin saberlo y convencidos de que están del lado correcto en ésta guerra.

Como lo dijimos, la contraparte al globalismo es el anti globalismo, que también se puede llamar conservadurismo, y quienes somos anti globalistas, somos conservadores.

Los globalistas (como lo hacen siempre) se han encargado de distorsionar el término “conservador”, relacionando con religión, con anti progreso, con anti ciencia, etc., pero no tiene nada que ver con esos temas.

Un conservador es aquel que quiere conservar todo aquello que durante la historia hemos construido y que nos ha permitido ir progresando y mejorando como sociedad. Mientras que el progresismo lo que persigue es un retroceso a un mundo sin ley, a un mundo sin límites, donde se acaban los principios morales y éticos, donde impera la anti ciencia y el hombre deja de ser hombre y la mujer mujer, con el cuento irracional de que el género es una construcción social y no lo define la genética.

En fin…, es hora de estar muy bien definidos. Es hora de ir a las urnas y darle nuestro voto a quienes abiertamente se declaren conservadores, sin temor a ser etiquetados de retrógrados, porque ésta puede ser nuestra última oportunidad para enderezar las cosas y comenzar principalmente desde la Asamblea Legislativa un proceso de reconstrucción.

En la siguiente imagen les dejo un histórico de los últimos treinta años, de como ha estado conformada la Asamblea Legislativa, y desde mi óptica por cuales partidos deberíamos votar sobre todo en la papeleta para diputados, que de las dos, es por mucho, la más importante de las dos.  

#estamos_juntos_en_esto

#Cuak_Cuak

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